Red Biotechpeace
Biotecnología para el desarrollo sustentable.
sábado, 6 de febrero de 2016
El cambio climático requiere una gestión ambiental comprometida.
martes, 8 de diciembre de 2015
La cumbre ambiental y la nueva economía.
En París están reunidos
dirigentes de todo el mundo para intentar un acuerdo global contra el cambio
climático. La meta es evitar un calentamiento promedio de la tierra por encima
de 2 grados comparado con la época preindustrial (en el 2015 ya está superando
un grado). Esto implica, como mínimo, mejorar la eficiencia energética y
reemplazar en los próximos 35 años el 100% de los combustibles fósiles por
energías renovables. Todo un giro en la economía global con una inversión
necesaria estimada en 450.000 millones de dólares. El compromiso también
implica un dificultoso monitoreo y verificación de las metas propuestas por
cada país, muchas veces incumplidas o con informes alejados de la realidad (ver
el artículo "¿Si lo hacemos nosotros?“). El
reemplazo de los combustibles fósiles y la mejora de la eficiencia energética
requieren el desarrollo de tecnologías capaces de trasformar la naturaleza para
poder brindar las soluciones adecuadas en tiempo y forma. Es así como
podemos observar un crecimiento sostenido de la biotecnología y la
nanotecnología con un rol protagónico indiscutible e insustituible para dar respuestas
a la problemática del siglo. La nueva economía o “economía de la
tecnología” centrada en las crecientes innovaciones tecnológicas y su
productividad irá reemplazando gradualmente a la “economía del mercado y de la
globalización” en crisis creciente y sin rumbo ético definido.
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Alberto L. D'Andrea,
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miércoles, 28 de enero de 2015
En el 2015: bioeconomía y nanoeconomía.
La bioeconomía y la
nanoeconomía ¿tienen algo en común?
Recordemos sus
fundamentos. La bioeconomía es la respuesta de la biotecnología a las
problemáticas detectadas por la economía física tales como: el aumento de la
población mundial de 2500 a
7000 mil millones de habitantes entre el año 1950 y el 2013, aproximación a la
“carga máxima de la tierra” (10.000 millones de habitantes), fuerte incremento
en la demanda de energía y alimentos, aumento de la contaminación en general
producto de la mayor cantidad de habitantes y de la actividad del hombre,
peligrosa acumulación de gases que conducen al calentamiento global;
agotamiento de la energía fósil-extractiva, antes abundante-barata y declive
constante de la diversidad biológica ante la apropiación de más espacios
físicos por el hombre. En tal sentido, hoy podemos definir a la bioeconomía
real como una economía basada en la biotecnología capaz de generar en tiempo y
forma los recursos naturales renovables, con su acervo de 65 millones de genes
y la ingeniería genética, para dar respuestas a necesidades socioeconómicas
tales como la demanda de energía, alimentos, disminución de los gastos en salud
y cuidado del medio ambiente, generando a su vez trabajo e ingresos en forma
sustentable.
La nanoeconomía
surge para llenar en vacío luego de la sucesión
macroeconomía – microeconomía. El faltante es una nanoeconomía, una economía centrada en el individuo y en su
acontecer económico. Una economía construida a partir de las necesidades y el
quehacer diario de los 7000 millones de personas habitantes el mundo en vez del
resultado del accionar de regiones, países, empresas globalizadas o intereses
sectoriales. Decíamos en el artículo Nanoeconomía & Nanotecnologia
(Biotecnología & Nanotecnologia al Instante, 20 de diciembre del 2014):
“La nanotecnología y la nanoeconomía (y agregamos ahora a la biotecnología y a
la bioeconomía) convergen en construir desde la esencia de la vida misma con la
convicción que desde lo pequeño se puede avanzar para comprender el todo, pero
desde el todo tal vez sea dificultoso o casi imposible comprender y penetrar en
el mundo de lo pequeño. Tal como lo hace la bioeconomia, capaz de subordinar la
economía macro y micro a las leyes de la naturaleza; la nanoeconomía subordina la construcción del
mundo económico a las necesidades de
cada uno de individuos de planeta. Una construcción difícil, más aún cuando
nunca se intentó “visualizar a todos” desde la economía de pensamiento único,
pero posible y no más dificultosa que las construcciones nanotecnológicas hoy
factibles y en continuo desarrollo”.
Pensemos un 2015 en
el cual el avance tecnológico en lo productivo genera el contexto necesario
para encontrar el rumbo alternativo que el mundo reclama.
Un 2015 para
comenzar a mirar desde lo pequeño.
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domingo, 6 de abril de 2014
La tensa relación de la humanidad con el planeta.
La relación de la humanidad con el planeta está cercana a su límite de ruptura. Esto se debe al exceso de población en la tierra, a la instintiva ansia o deseo exagerado de consumir, poseer o dominar de los seres humanos y a modelos ya poco adecuados para construir la civilización.
El avance de la ciencia mejoró en forma exponencial el conocimiento del mundo y la tecnología ha mejorado cualitativamente y cuantitativamente la vida humana. La ciencia y la tecnología indirectamente son los responsables del gran incremento de la población en la tierra. Nada más ni nada menos que 4500 millones de habitantes en sólo 63 años (en 1950 había 2500 millones de habitantes en la tierra) con toda una problemática asociada: la necesidad de generar más energía, producir más alimentos, revertir la contaminación producto de la actividad creciente de la mayor población y de disminuir los exorbitantes gastos en salud. El mayor consumo generalizado resulta un campo fértil adecuado para quienes quieren incrementan su poder y dominio incentivando la debilidad natural los individuos de consumir y poseer. De ambas circunstancias surge con mediana claridad la obsolescencia de los viejos modelos sobre los que se construyó la civilización humana, cada vez más decadentes y desplazados por una nueva autoorganización azarosa producto de los avances de la ciencia-tecnología, el vertiginoso aumento de la cantidad de habitantes y la voracidad humana. Nuestro planeta está a la deriva. No existe un nuevo modelo de organización pensado para todos, sólo planes para concentrar y aumentar el poder en unos pocos grupos poseedores mayoritarios de los recursos económicos. Revertir la situación implica utilizar los desarrollos científicos-tecnológicos para generar los recursos necesarios, en tiempo y forma, tratando de remediar la parte de la culpa que les compete. Implica un nuevo modelo de civilización amigable con la naturaleza capaz de no utilizar más combustibles fósiles descentralizando la producción de la energía, factor clave en la concentración del poder actual. Implica descentralizar la producción de alimentos, produciéndolos en todas partes, no sólo en las caras tierras aptas para cultivo. Implica utilizar biofábricas ecológicas (transgénicas o no) para producir utilizando radiación solar, consumiendo dióxido de carbono en procesos sin humo y catalizados por enzimas. Implica secuenciar el genoma de cada ser humano para tener un diagnóstico precoz y evitar el gasto en el sistema de salud inherente a enfermos crónicos y enfermedades terminales. Implica, implementar con cierta prisa, el Plan B. B de Bioeconomía, B de Biotecnología y B de Biofábrica ecológica.
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